“Cazaron un tiburón, no el tiburón”. Así, de forma contundente, el oceanógrafo experto en escualos, personificado por un joven Richard Dreyfuss, descarta de movida la posibilidad de que el tiburón encontrado, sea el responsable de las primeras muertes que suceden en el taquillero film de Steven Spielberg. Su deducción, se apoya en una evidencia que salta a simple vista. La mandíbula del tiburón hallado es demasiado pequeña. Dicha imagen, resulta más que oportuna para describir el sendero político posible para Roberto Lavagna. El veterano economista no puede ser un tiburón más entre otros sino, por el contrario, aquel gran tiburón blanco de la película, cuya mandíbula deglute todo lo que va encontrando a su paso. LEER MAS